En las montañas del norte de California, la vida silvestre y la actividad ganadera han entrado en conflicto de forma directa. Las autoridades estatales autorizaron el sacrificio de lobos grises tras una serie de ataques al ganado, desencadenando un fuerte debate entre conservacionistas y comunidades rurales. La especie, protegida desde su regreso natural al estado en 2011, enfrenta ahora su desafío más complejo: coexistir con los humanos sin convertirse en amenaza.
Los incidentes se concentraron en el condado de Siskiyou, donde los ataques atribuidos a la manada Whaleback provocaron pérdidas económicas para ganaderos locales. A pesar de que el lobo gris está catalogado como especie en peligro en California, el Departamento de Pesca y Vida Silvestre permitió la eliminación de cuatro ejemplares jóvenes. La decisión se tomó tras agotar otras medidas de disuasión no letales, como cercas eléctricas y vigilancia intensiva.
Ganaderos latinos en el centro de la discusión
Del mismo modo, organizaciones ambientalistas han expresado preocupación por el precedente que esta decisión podría sentar. Argumentan que la falta de recursos para implementar soluciones preventivas ha dejado a las comunidades rurales en una posición vulnerable, pero también a la fauna protegida sin alternativas claras.
Por otro lado, la tensión no es nueva. En todo el oeste de Estados Unidos, el regreso del lobo plantea interrogantes sobre cómo equilibrar los intereses económicos con los compromisos ambientales. Además, la comunidad latina en California, especialmente la mexicana, tiene un papel clave en este equilibrio, pues muchos trabajadores del campo y pequeños ganaderos pertenecen a este sector.
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