Las aulas deben ser refugios seguros. En San Diego, esta idea cobra un nuevo significado tras la expansión del programa de purificadores de aire en escuelas del sur del condado, una zona históricamente afectada por la contaminación. Esta medida busca proteger a estudiantes y docentes de partículas nocivas, especialmente en comunidades como San Ysidro y National City, donde la calidad del aire ha sido un problema persistente.
La iniciativa, respaldada por el Distrito Escolar Unificado de San Diego y autoridades de salud ambiental, contempla la instalación de más de mil dispositivos en escuelas de educación básica. Estos aparatos, además de filtrar partículas finas (PM2.5), también ayudan a reducir la propagación de virus y bacterias en espacios cerrados, un beneficio clave tras los aprendizajes de la pandemia.
Purificadores de aire como herramienta de equidad ambiental
El sur del condado concentra algunas de las tasas más altas de asma infantil en California. Con esta ampliación, se busca mitigar riesgos respiratorios en menores expuestos cotidianamente a emisiones de tránsito pesado, industrias cercanas y la proximidad con la frontera. Además, este esfuerzo se vincula con una estrategia más amplia de justicia ambiental, al priorizar áreas con alta densidad de población latina y mexicana.
La implementación comenzó en agosto de 2025, con recursos estatales y federales orientados a la adaptación climática. Para el cierre del año, se prevé que todas las escuelas seleccionadas cuenten con equipos operativos y capacitación adecuada para su mantenimiento.
Según la Agencia de Protección Ambiental, mejorar la ventilación y purificación en escuelas puede reducir en un 30% las ausencias por enfermedades respiratorias. Una cifra que, en comunidades vulnerables, no solo representa salud, sino oportunidades.
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