La seguridad dentro de las cárceles de Estados Unidos volvió al centro del debate local en California. El condado de San Diego aprobó una medida clave para eliminar gradualmente las literas triples en sus centros de detención, una práctica señalada durante décadas por autoridades estatales como peligrosa e incompatible con la normativa vigente.
La Junta de Supervisores autorizó un aumento presupuestal de 3.5 millones de dólares para que la Oficina del Sheriff comience el retiro de estas estructuras. La decisión responde a inspecciones repetidas que documentaron hacinamiento, uso indebido de celdas y riesgos físicos graves dentro de las cárceles del condado.
Además, el propio Sheriff reconoció que las literas triples violan los códigos estatales de construcción y seguridad. Su uso se vinculó con muertes, agresiones y lesiones incapacitantes que derivaron en demandas millonarias contra el gobierno local.
Cárceles bajo presión tras muertes y sanciones legales
Las literas triples existen en el sistema penitenciario del condado desde al menos finales de la década de 1980. Aunque en su momento se justificaron como una medida de ahorro, con el tiempo generaron altos costos legales y humanos. Indemnizaciones aprobadas desde 2021 superaron varios millones de dólares tras casos de homicidio y caídas desde la litera superior.
Asimismo, en diciembre de 2023, un hombre murió después de permanecer meses en coma tras una agresión ocurrida en una celda diseñada para dos personas. El caso reforzó las críticas sobre la asignación de internos con problemas de salud mental en espacios reducidos y sin supervisión adecuada.
Por otro lado, organizaciones civiles y personas encarceladas con discapacidades impulsaron una demanda colectiva que obligó al Sheriff a modificar criterios de alojamiento.
Reconfiguración del sistema y reducción de capacidad
Actualmente, el sistema penitenciario del condado cuenta con 732 literas triples, todas en instalaciones para hombres. Su eliminación reducirá la capacidad total, un efecto que las autoridades buscan compensar con nuevas unidades en Otay Mesa y proyectos de infraestructura en curso.
El plan contempla continuar el retiro de literas hasta 2026 y forma parte de una modernización más amplia que incluye mejoras eléctricas, de seguridad y el reemplazo de centros con casi medio siglo de antigüedad.
