Granja avícola en México con gallinas y huevos frescos, reflejando el auge del huevo mexicano
Huevo mexicano fortalece la economía con producción récord y precios estables

Huevo mexicano fortalece la economía con producción récord y precios estables

En un mundo marcado por la incertidumbre económica y la inestabilidad climática, México ha encontrado en el huevo no solo una fuente de alimento esencial, sino un pilar de soberanía y desarrollo.

10 octubre de 2025, Día Mundial del Huevo, la potencia mexicana en este sector es más que evidente: más de 3.2 millones de toneladas producidas al año y una industria que no ha dejado de crecer, incluso frente a pandemias, conflictos y alzas inflacionarias.

Jalisco lidera con más del 50% de la producción nacional, seguido por Puebla, Sonora y Yucatán. Este crecimiento no es casualidad. Responde a una cadena agroalimentaria sólida, con innovación tecnológica, biotecnología aplicada a la nutrición animal y políticas enfocadas en garantizar la autosuficiencia.

Huevo mexicano: una base sólida ante crisis globales

Mientras muchos países enfrentan escasez o dependencia de importaciones, México mantiene su capacidad de abasto interno y avanza en exportaciones. Esto no solo es un logro económico, también representa estabilidad para millones de hogares que dependen del huevo como fuente principal de proteína. La autosuficiencia en este rubro fortalece la economía nacional y garantiza acceso a alimentos básicos a pesar de presiones externas.

El país ha logrado mantener el precio del huevo relativamente estable, incluso durante picos inflacionarios.

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Impacto cultural y económico del huevo mexicano en San Diego

En comunidades mexicanas de California como San Diego, el huevo mantiene su lugar como elemento cotidiano, símbolo de identidad y conexión con las raíces. También inspira a emprendedores latinos en la industria restaurantera, la agricultura urbana y la distribución de alimentos.

Este modelo de producción también se ha convertido en ejemplo para otras economías emergentes. Frente a crisis internacionales, México demuestra que la soberanía alimentaria puede construirse desde lo local, con enfoque en sostenibilidad, seguridad sanitaria y colaboración multisectorial.