El costo de la vida en Tijuana se ha convertido en un tema constante de conversación entre familias y empresarios. Lejos de ser una preocupación aislada, la inflación golpea de manera directa a la economía local y repercute en la dinámica transfronteriza con San Diego. La presión en el bolsillo se refleja en los mercados, en los pagos de servicios y hasta en el transporte diario.
Además, la variación de precios en productos básicos obliga a hogares mexicanos a replantear rutinas y priorizar gastos. Mientras tanto, negocios pequeños intentan absorber incrementos para no perder clientes, un reto que se intensifica en zonas cercanas a la frontera donde el contraste con el dólar es más evidente.
Impacto de la inflación en la vida diaria
La inflación no solo afecta a los consumidores, sino que también modifica la cultura empresarial. Los restaurantes, tiendas y servicios locales ajustan estrategias para mantenerse competitivos frente al poder adquisitivo debilitado. Del mismo modo, los emprendedores encuentran en la innovación digital una vía para sostener operaciones y atraer clientes que buscan precios justos.
También, el aumento de costos genera efectos sociales. Familias que solían cruzar con frecuencia hacia San Diego para compras ahora moderan esos viajes. Esto repercute en la economía binacional, donde los flujos comerciales dependen en gran medida de la dinámica diaria entre México y Estados Unidos.
Adaptación y nuevos retos
En consecuencia, la resiliencia se convierte en un valor esencial para la comunidad tijuanense. Desde agosto de 2025, encuestas locales destacan que más del 60 por ciento de los hogares han reducido gastos no esenciales, lo que refleja una transformación en las prioridades de consumo. Este ajuste, aunque complejo, abre espacio para una nueva cultura financiera más consciente y colaborativa.
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