Aunque el Día de Acción de Gracias es una tradición estadounidense por excelencia, en esta ciudad fronteriza adquiere matices propios que mezclan historia militar, migración, clima y una vibrante vida comunitaria. Para muchas familias mexicoamericanas, celebrar Thanksgiving aquí implica más que pavo y fútbol: es un reflejo del cruce constante entre tradiciones.
La primera comida de Acción de Gracias en San Diego no se celebró en una casa familiar, sino a bordo del USS Constitution en 1847. Este hecho marca un inicio poco convencional, ligado a la fuerte presencia militar que aún define parte de la ciudad. Desde entonces, la tradición evolucionó con el sello del sur de California: cenas al aire libre, festivales comunitarios y hasta eventos de surf.
Una celebración entre la playa
Además, el clima juega a favor. Con temperaturas promedio cercanas a los 23°C en noviembre, las celebraciones pueden incluir desde parrilladas hasta picnics playeros, algo impensable en otras partes del país. Por otro lado, comunidades mexicanas y centroamericanas han incorporado sus sabores: el relleno del pavo puede llevar chile poblano y los postres incluyen pan dulce o atole.
Organizaciones locales como Feeding San Diego distribuyen más de un millón de comidas durante esta temporada, lo que subraya el sentido de solidaridad de la ciudad. También se realizan carreras y maratones solidarios que combinan deporte con recaudación de fondos para migrantes y personas sin hogar.
En años recientes, eventos como el desfile de barcos en la Bahía de San Diego se han vuelto parte del paisaje festivo, mostrando cómo la ciudad reinventa cada tradición sin perder sus raíces.
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