La defensa de las costas californianas dio un paso firme esta semana. La Legislatura estatal votó en contra de la propuesta que buscaba expandir la perforación petrolera en aguas estatales, un proyecto que amenazaba con retroceder décadas de avances en política ambiental y diversificación económica.
El voto mayoritario refuerza una tendencia clara: California prioriza la sostenibilidad sobre modelos energéticos del pasado. La medida, impulsada por sectores vinculados a la industria petrolera, encontró resistencia tanto en representantes demócratas como en líderes de comunidades costeras, preocupados por los riesgos ecológicos y económicos que implican los derrames y la degradación ambiental.
Impacto local y visión de futuro
Además, este resultado se alinea con la visión estratégica del estado, que ha apostado por la energía solar, eólica y la electrificación del transporte como motores de desarrollo económico. En ciudades fronterizas como San Diego, donde confluyen innovación tecnológica y sensibilidad ambiental, la noticia ha sido recibida con alivio por organizaciones comunitarias y empresas emergentes.
Por otro lado, la decisión también tiene un peso simbólico. En un contexto donde la crisis climática impacta de forma desproporcionada a comunidades latinas y migrantes muchas de ellas mexicanas, proteger el litoral representa más que una postura ambiental: es un acto de justicia social.
En 2024, más del 65% de la energía generada en el estado provino de fuentes renovables, según el California Energy Commission. Este dato confirma que la transición energética no es solo una aspiración política, sino una realidad económica en expansión.
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