Diseños personalizados del vaso Bearista creados por marcas mexicanas para fidelizar clientes
Marcas se suman al trend del vaso Bearista

Marcas se suman al trend del vaso Bearista

Lo que comenzó como una edición limitada de Starbucks en Asia hoy es una pieza de deseo en México. El vaso Bearista, ese tierno contenedor con forma de oso que ha desatado filas y agotamientos, fue adoptado por marcas locales como una oportunidad para conectar con el mercado más allá del café.

La tendencia explotó en agosto, cuando cadenas como Potzollcalli y Fisher’s lanzaron sus propias versiones del famoso vaso. Con diseños personalizados y guiños a sus identidades de marca, apostaron por algo más que una estrategia comercial: hicieron del marketing una experiencia emocional. En Tijuana, San Diego y otras ciudades con fuerte presencia mexicana, esta ola no pasó desapercibida, especialmente entre consumidores que cruzan la frontera y comparten ambas culturas.

Cultura empresarial y vasos con historia

Estas iniciativas no solo son una respuesta al hype, sino una muestra de cómo las empresas mexicanas reinterpretan fenómenos globales. Mientras Starbucks lanza sus versiones en Corea del Sur o Japón, firmas nacionales transforman la idea en una herramienta de fidelización cultural. Y no es menor: en 2024, el 71% de los consumidores valoró las marcas que les ofrecen una conexión emocional, según datos de Nielsen.

Además, cada marca sumó ingredientes propios. Fisher’s convirtió su vaso en un pez con aletas; Potzollcalli lo volvió un jarro de barro con tapadera; y cadenas más pequeñas de comida rápida han comenzado a distribuir versiones con logos impresos. La personalización no solo vende, también construye comunidad.

El fenómeno también refleja un cambio de paradigma: las campañas ya no se limitan a grandes presupuestos. Hoy, una idea creativa que conecte con el imaginario colectivo puede viralizarse en minutos. El vaso Bearista, en sus nuevas formas mexicanas, es prueba de ello.

¿Interesado en el tema? Mira también: Unidades preventivas transforman la vigilancia