La llegada del otoño en California no solo tiñe los paisajes de tonos cálidos, también abre las puertas a experiencias que celebran la vida comunitaria y el arraigo cultural. En los alrededores de San Diego, cinco campos de calabazas destacan no solo por su belleza, sino por convertirse en puntos de encuentro que abrazan tanto las tradiciones estadounidenses como la identidad mexicana.
Una experiencia para cada familia en los campos de calabazas
Uno de los más emblemáticos es Bates Nut Farm, ubicado en Valley Center, con más de 50 años de historia. Este espacio va más allá del típico paseo en carreta: su Pumpkin Patch se convierte en un epicentro de convivencia familiar, donde la música en vivo y los alimentos de temporada generan una atmósfera ideal para quienes valoran la cercanía con la tierra y las raíces.
También destaca Pumpkin Station, con varias sedes desde Rancho Bernardo hasta Bonita. Su propuesta es ideal para familias con niños pequeños, gracias a sus juegos mecánicos, áreas de juegos y decoración artesanal. Aquí, la calabaza se transforma en símbolo de creatividad y alegría, recordando que el campo puede ser un espacio de aprendizaje, no solo de consumo.
Calabazas, cultura y comunidad hispana en San Diego
En Carlsbad, Mr. Jack O’Lantern’s Pumpkin Patch ha ganado popularidad por su enfoque artesanal. Cada pieza, cada recorrido, está diseñado con detalle, lo que lo convierte en una excelente opción para quienes buscan capturar momentos únicos en fotografías familiares.
Del mismo modo, Mountain Valley Ranch en Ramona conserva un enfoque más tradicional, con entrada gratuita y un paisaje rústico que recuerda a las zonas rurales de Jalisco o Michoacán. Y finalmente, Fallbrook Pumpkin Patch by Oma’s Family Farm ofrece un equilibrio entre lo rústico y lo moderno, con actividades como recorridos agrícolas y zonas interactivas para niños.