Foro México por el Clima
El Bosque de Chapultepec y el Museo del Papalote se vistieron de verde durante la Semana de Acción “México por el Clima”, un evento que prometía colocar a la Ciudad de México como ejemplo de compromiso ambiental en la región. En el discurso, se presentó como una plataforma de colaboración intersectorial; en la práctica, fue una puesta en escena más estética que transformadora.
La jefa de Gobierno, Clara Brugada, inauguró el encuentro anunciando una meta ambiciosa: reducir en 35 % las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, con la participación del sector privado en un 10 %. El anuncio buscó proyectar liderazgo, pero sin mecanismos verificables ni métricas públicas, el compromiso quedó suspendido en la retórica. Una promesa sin medición es apenas una aspiración.
El evento también levantó críticas por su exclusividad. Se cobraron hasta 8,000 pesos por un certificado de “liderazgo climático” y 10,000 pesos por una cena de gala. En un país donde la crisis ambiental afecta sobre todo a los sectores vulnerables, esa diferenciación económica convirtió la conciencia ecológica en un privilegio de acceso.
Erica Valencia Torres, directora ejecutiva de México por el Clima, aseguró que el encuentro marcaba el inicio de un movimiento intergeneracional. Sin embargo, la ausencia de activistas, juventudes y comunidades afectadas por el cambio climático contrastó con la presencia de diplomáticos, empresarios y funcionarios, los mismos rostros que cada año protagonizan los discursos climáticos institucionales.
Entre los fundadores destacó Eduardo Murat Hinojosa, exdiputado del PRI y hermano del senador Alejandro Murat Hinojosa, una presencia que evidenció la intersección entre política e intereses empresariales. Mientras tanto, Frédéric García, vicepresidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), calificó la acción climática como “una oportunidad de desarrollo y competitividad”, reforzando una lógica de mercado que diluye la urgencia ambiental.
El Coordinador Residente de la ONU en México, Peter Grohmann, repitió el llamado a una transición energética justa, pero sin cuestionar la falta de resultados concretos. En consecuencia, la postal del Altar a la Patria mostró más espectáculo que diversidad: luces, pantallas y discursos cuidadosamente ensayados.
Mientras tanto, la consulta pública para actualizar la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), abierta hasta el 8 de octubre, pasó desapercibida. Ese era el verdadero espacio de participación ciudadana, eclipsado por un evento que priorizó la imagen sobre la acción.
En medio de una emergencia ambiental global, “México por el Clima” terminó siendo una vitrina de discursos vacíos, un recordatorio de que el liderazgo climático no se mide en foros, sino en resultados verificables.
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