La economía moderna tiene un nuevo rostro en sus libros de historia. Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt recibieron el Premio Nobel de Economía por su trabajo sobre el crecimiento impulsado por la innovación, un concepto que redefine cómo el cambio y la creatividad modelan las sociedades contemporáneas.
El comité reconoció sus aportes por explicar los mecanismos de la destrucción creativa, esa fuerza que reemplaza viejas estructuras con nuevas ideas, tecnologías y empresas. Lo que alguna vez fue una intuición teórica del economista Joseph Schumpeter hoy se traduce en modelos que explican cómo los países avanzan al fomentar la investigación y la competencia.
El crecimiento que nace del cambio
Mokyr, historiador económico neerlandés, mostró que el progreso depende de entender no solo cómo funcionan las innovaciones, sino también por qué lo hacen. En tanto, Aghion y Howitt, con un enfoque matemático, desarrollaron un modelo que demostró cómo la innovación genera crecimiento sostenido y cómo la falta de competencia puede frenarlo.
Los tres economistas, desde distintas disciplinas, coincidieron en una idea esencial: la prosperidad requiere movimiento. En consecuencia, su teoría ilumina el desafío de los gobiernos actuales, entre guerras comerciales y debates sobre el proteccionismo, de mantener abierto el flujo de ideas que impulsa el desarrollo global.
El galardón, dotado con 11 millones de coronas suecas, resalta un mensaje simple pero poderoso: el progreso no se hereda, se construye. Y la innovación, más que una palabra de moda, es la herramienta que define el futuro.