La modernización de Terminal 1 en el Aeropuerto Internacional de San Diego marca un cambio visible en la forma de viajar en Estados Unidos. Las obras iniciadas en 2021 y con avances significativos hasta agosto de 2025 buscan atender a más de 12 millones de pasajeros al año con espacios más amplios, modernos y sostenibles. La apuesta responde a la necesidad inmediata de aliviar la saturación, pero abre preguntas sobre la visión a largo plazo.
El rediseño contempla 30 nuevas puertas, áreas de embarque más eficientes y sistemas de movilidad que priorizan la experiencia del viajero. Del mismo modo, integra innovaciones ambientales que incluyen eficiencia energética y reducción de emisiones en las operaciones diarias, un punto clave para la competitividad regional. En consecuencia, el proyecto se presenta como un esfuerzo de alto impacto, aunque limitado si se compara con las proyecciones de demanda aérea en las próximas décadas.
Terminal 1 upgrade y las oportunidades de visión estratégica
San Diego se enfrenta a un dilema común en proyectos de infraestructura: resolver la urgencia del presente sin dejar de planear el mañana. El aeropuerto ocupa apenas 661 acres, lo que lo convierte en uno de los más pequeños de Estados Unidos con operaciones de gran escala. Este hecho condiciona su capacidad de expansión futura, aun con la inversión en curso. Para seguir explorando, visita: movilidad urbana y aeropuertos del futuro.
Otra lectura relevante está en cómo las ciudades que han apostado por proyectos integrales de transporte logran generar derramas económicas más amplias. Al conectar aeropuertos con trenes ligeros o nuevas rutas de movilidad, los beneficios se extienden a las cadenas de valor locales y a los ecosistemas de innovación. Por otro lado, en San Diego la discusión sigue abierta sobre cómo transformar el espacio aéreo y terrestre en una visión unificada de largo plazo.
Las proyecciones oficiales estiman que en 2040 el aeropuerto podría superar los 20 millones de pasajeros anuales, lo que duplicaría su capacidad actual. Este escenario obliga a pensar en soluciones que trasciendan la ampliación de terminales y que exploren modelos más disruptivos de movilidad y logística.