La estrategia deportiva en Estados Unidos suele definirse en la agencia libre, y San Diego volvió a marcar posición. Los Padres cerraron un acuerdo relevante al asegurar la permanencia de Michael King, un movimiento que refuerza su rotación y envía una señal clara de estabilidad competitiva en la Liga Nacional.
Los Padres y el lanzador derecho pactaron un contrato de tres años por 75 millones de dólares, luego de que King rechazara la oferta calificada presentada en noviembre. El convenio incluye cláusulas de salida después de las temporadas 2026 y 2027, lo que otorga flexibilidad tanto al jugador como a la organización.
Además, la decisión se produce tras una campaña marcada por altibajos físicos. King realizó quince aperturas durante la temporada pasada con los Padres, afectado por una lesión de rodilla y un problema nervioso en el hombro derecho. Aun así, mantuvo una efectividad competitiva y mostró control en entradas clave.
Padres apuestan por continuidad en su rotación abridora
El historial reciente explica la confianza del club. En su primera temporada completa con San Diego, King destacó como uno de los abridores más consistentes de la Liga Nacional. Registró números que lo colocaron entre los mejores lanzadores del circuito y cerró séptimo en la votación al premio Cy Young.
Asimismo, el cuerpo técnico valoró su repertorio, basado en sinker y cambio de velocidad, además de su capacidad para adaptarse. Aunque permitió más contacto fuerte en la recta de cuatro costuras durante la última campaña, el equipo confía en ajustes técnicos para recuperar eficacia.
Por otro lado, el acuerdo refleja la intención de los Padres de mantener talento probado en un mercado competitivo.
Trayectoria y peso del acuerdo en San Diego
Antes de llegar a California, King construyó su carrera en Nueva York, donde pasó cinco temporadas con los Yankees. Su experiencia en escenarios de alta presión y su durabilidad previa influyeron en la negociación.
El lanzador acumula más de quinientos ponches en Grandes Ligas y un promedio de efectividad sólido. Ese respaldo estadístico convierte el contrato en una apuesta calculada dentro de una nómina que busca equilibrio entre inversión y rendimiento.
