La vida en la frontera de San Diego con Tijuana siempre ha estado marcada por contrastes. Entre la movilidad cotidiana de miles de trabajadores, estudiantes y familias, también se libra una batalla constante entre autoridades y redes de tráfico ilegal. Sin embargo, el panorama ha dado un giro inesperado. Durante los últimos 12 meses, la Patrulla Fronteriza en el sector de San Diego reportó una caída del 93% en las detenciones, pasando de más de 42 mil a apenas 2 mil 800 detenciones mensuales.
Este desplome sin precedentes, confirmado hasta noviembre de 2025, plantea preguntas incómodas. ¿Se trata de una mejora en la gestión migratoria, una estrategia de contención efectiva o un cambio en las rutas migratorias hacia otros puntos de entrada? Lo cierto es que, aunque las cifras parecen positivas en términos de control, también han generado tensiones en la política local y federal.
Detenciones en San Diego: entre cifras y realidades
La caída en las detenciones ha sido especialmente marcada desde agosto. Según fuentes del sector, la disminución podría deberse a una combinación de reforzamiento del muro fronterizo, nuevos acuerdos internacionales y el endurecimiento de las leyes migratorias. Además, se han implementado restricciones en programas de asilo que, en la práctica, están desviando el flujo hacia sectores como Tucson o El Paso.
Este fenómeno impacta directamente a la comunidad mexicana en California, cuya presencia sigue siendo vital en sectores clave como la construcción, el comercio y los servicios. Mientras algunos celebran la eficiencia operativa, otros alertan sobre un incremento en los cruces por zonas más peligrosas.
A pesar de la baja en detenciones, la región fronteriza ha registrado un aumento del 18% en incautaciones de fentanilo desde septiembre, lo que refleja que los desafíos en seguridad siguen presentes.
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