San Diego vive un momento crítico en materia de energía, marcado por familias que ya no logran cubrir sus facturas mientras SDGE mantiene una rentabilidad histórica. La discusión avanza en todo el estado, donde el costo de la electricidad condiciona la vida cotidiana y redefine el debate sobre justicia económica.
El testimonio de residentes que han debido elegir entre pagar renta o servicios refleja una realidad que se expande. Además, distintos análisis señalan que SDGE opera con un margen de ganancias superior al que los expertos consideran razonable. También advierten que la decisión que tome la Comisión de Servicios Públicos de California en las próximas semanas podría aliviar o profundizar la presión financiera de miles de hogares.
Tensiones crecientes en torno a SDGE
La posibilidad de reducir las utilidades autorizadas a SDGE abrió un debate que atraviesa sectores comunitarios, defensores del consumidor y especialistas en energía. De acuerdo con estimaciones técnicas, un ajuste del margen de ganancia al nivel que proponen organizaciones civiles generaría ahorros importantes para los usuarios. Por otro lado, también se discute el impacto de una década en la que las tarifas crecieron de manera sostenida, creando un entorno económico difícil para familias de distintas zonas de San Diego.
Impacto comunitario y responsabilidad pública
Las organizaciones que acompañan a residentes afectados subrayan que uno de cada tres clientes de SDG&E registra atrasos en el pago. Argumentan que regulaciones más estrictas permitirían limitar la carga que representan proyectos financiados con deuda que ofrece altos retornos a prestamistas. En consecuencia, los comisionados estatales enfrentan presión para equilibrar necesidades de inversión con la urgencia social por tarifas accesibles.
En 2024, SDG&E reportó utilidades cercanas a sus máximos recientes, una cifra que se contrapone con el incremento acumulado de casi 80 por ciento en las tarifas de los últimos años.






